martes, 16 de abril de 2013

Análisis de "Un mensaje imperial" - Franz Kafka

      Inaugurando la temática literaria, será Kafka en Un mensaje imperial quien protagonice la primera publicación. Al momento no he encontrado una interpretación que se adecúe más o menos a mi lectura del cuento. Probablemente, esto se deba mucho más a la falta de material de la que dispongo que a una cuestión de índole analítica. De todos modos, no me intimida la posibilidad de reescribir algo ya planteado; siempre puede haber un aporte personal. Es por eso que me decidí a esbozar un análisis.
      El cuento no podría empezar de manera más clara: En su individualidad, el individuo frente al Estado (tenga la forma que tenga) no significa nada. Aquí Kafka sostiene la estructura del texto.

"El emperador -así dicen- te ha enviado a ti, el solitario, el más miserable de sus súbditos, la sombra que ha huido a la más distante lejanía, microscópica ante el sol imperial; justamente a ti, el Emperador te ha enviado un mensaje desde su lecho de muerte."

   
      Sin embargo (no interesa aquí el por qué) el emperador elige a éste súbdito embestido por todas estas características para comunicarle su último mensaje. Pero claro, el mensaje tiene un intermediario, el robusto e incansable mensajero.

"Hizo arrodillar al mensajero junto a su cama y le susurró el mensaje al oído; tan importante le parecía, que se lo hizo repetir. Asintiendo con la cabeza, corroboró la exactitud de la repetición. Y ante la muchedumbre reunida para contemplar su muerte -todas las paredes que interceptaban la vista habían sido derribadas, y sobre la amplia y alta curva de la gran escalinata formaban un círculo los grandes del Imperio-, ante todos, ordenó al mensajero que partiera. El mensajero partió en el acto; un hombre robusto e incansable; extendiendo primero su brazo, luego el otro, se abre paso a través de la multitud; cuando encuentra un obstáculo, se señala sobre el pecho el signo del sol; adelanta mucho más fácilmente que ningún otro."

      Pero como nos deja claro en un principio, al Estado, esa maquinaria gigantesca que todo puede, no le significa nada el individuo. No le significa nada porque no es parte de la sociedad, es una institución de otro orden. Dirige la vida de los individuos por fuera a ellos. De la misma manera que los individuos están por fuera de las leyes y el Estado. Algo así como el Leviathan de Hobbes. El mismo Estado se organiza de tal forma que no pueda haber interacción entre éste y el individuo. Así vemos que el mejor de los mensajeros se abre paso entre la multitud, muestra el signo del sol que identifica a los agentes del imperio (que no son parte de la sociedad) y avanza; pero Kafka nos muestra que son vanos sus esfuerzos porque jamás podría atravesar las cámaras del palacio central. Y si, de alguna manera lo hiciera, todavía tendría que descender las escaleras, cruzar los patios, etc. De manera que no habría forma de lograrlo ni en "miles de años". Pero el problema no son las dimensiones del palacio, como he visto sugerir a algunos analistas. El problema tampoco lo es de tinte geográfico. El autor mismo nos dice que "si ante él se abriera el campo libre, cómo volaría, qué pronto oirías el glorioso sonido de sus puños contra tu puerta". Ya sea por las trabas burocráticas o por el espíritu mismo del Estado, éste no puede tener interacción con los individuos. De la única manera que el Estado puede comunicarse es en forma de impuestos, multas, sanciones, etc. El Estado no tiene intención alguna de escuchar al individuo. Ni siquiera se lo plantea como posibilidad. Incluso si el rey quisiera, no habría forma posible.

"Pero la multitud es muy grande; sus alojamientos son infinitos. Si ante él se abriera el campo libre, cómo volaría, qué pronto oirías el glorioso sonido de sus puños contra tu puerta. Pero, en cambio, qué vanos son sus esfuerzos; todavía está abriéndose paso a través de las cámaras del palacio central; no acabará de atravesarlas nunca; y si terminara, no habría adelantado mucho; todavía tendría que esforzarse para descender las escaleras; y si lo consiguiera, no habría adelantado mucho; tendría que cruzar los patios; y después de los patios el segundo palacio circundante; y nuevamente las escaleras y los patios; y nuevamente un palacio; y así durante miles de años; y cuando finalmente atravesara la última puerta –pero esto nunca, nunca podría suceder–, todavía le faltaría cruzar la capital, el centro del mundo, donde su escoria se amontona prodigiosamente. Nadie podría abrirse paso a través de ella, y menos aún con el mensaje de un muerto."

      Así y todo, el individuo espera que el mensaje llegue, que esa comunicación se pueda entablar. Pero, siendo que eso es imposible, nos queda por pensar ¿Por qué el hombre no ve esa imposibilidad? El Estado produce y reproduce una cultura dominante, con valores determinados cuya función es hacer creer al hombre en las instituciones, en su noble fin, etc. A fin de cuentas, podríamos plantear que es la disociación Estado-Individuo el motor que direcciona el sentido del cuento.


"Pero tú te sientas junto a tu ventana, y te lo imaginas, cuando cae la noche."

lunes, 8 de abril de 2013

Discutiendo con el academicismo I - "En defensa del marxismo"

        Como estudiante de la UBA me toca escuchar sobre el marxismo una sarta de disparates difícil de tragar. Los discursos están, más que gastados, rayados. Intentan tomar un tinte progresista pero caen escandalosamente en la reacción más vulgar. Licenciados, doctores, filósofos, intelectuales, etc., dedican su vida al estudio abstracto de fórmulas teóricas encriptadas en la obra de Marx. A su favor, son tan metódicos que empiezan a estudiar no desde Hegel sino desde Aristóteles o antes, lo cual, indudablemente, le da riqueza su etéreo análisis. Pero hay un problema elemental y se debe al recorte estrictamente político que se le hace a su obra desde el seno mismo de la universidad (entiéndase superestructura, etc.). Se lo lee desde la filosofía, desde la sociología, desde la economía, etc., pero siempre velando el principal aporte de Karl Marx: la organización de la clase obrera. Su lucha fue tanto teórica como política; fue tanto el estudio de las relaciones de producción como su labor en la internacional I. Ambos, son momentos de un mismo proceso. No existe disgregación posible. El academicismo ignora su papel en la organización de la clase obrera en Europa, ignora, al mismo tiempo, su trabajo al frente de la Internacional Comunista. Ignora a la clase obrera.


"Los filósofos [hasta hoy] no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata [ahora] es de transformarlo"*

        Esta tesis es el testimonio del quiebre más importante que realiza Marx con la filosofía precedente. Sin embargo, se trata de algo mucho más rico que la unión de la teoría y la práctica (igual praxis) como nos dicen insípidamente desde las academias de estudio. El hombre de aquí en más no es sólo parte del medio social, sino que también interactúa con él, de manera que se convierte en sujeto transformador.

        Ahora bien, el modo de producción que mayormente ocupa a Marx, es decir, el capitalista, presenta la característica de ser una sociedad con dos clases fundamentales. La tarea histórica de una de ellas, la burguesía, ha sido la de, por medio de su dominio, reproducir el imperio del capital. La otra, que es la clase explotada, la que carece de medios de producción, etc. es la única clase verdaderamente revolucionaria, pues sólo ella puede despojar a la producción de su carácter capitalista. Pero Marx en ningún sitio nos dice que el comunismo será forzosamente el resultado de la historia (determinismo histórico, etc.). No ha hecho tampoco una suerte de premonición. A diferencia de otros sistemas de producción que se fueron sucediendo más ó menos germinalmente, es decir, en el mismo seno de la sociedad en declive (por ejemplo, del feudalismo al capitalismo**), el comunismo es planteado como una necesidad histórica para liberar a la clase obrera del trabajo asalariado y destruir así las trabas que impiden el desarrollo ulterior de los medios de producción. El papel del partido revolucionario lo encontramos allí como sujeto consciente: es el que tiene que preparar a la clase para tomar el poder.

"[...] El socialismo es conveniente para el hombre, y por lo tanto que el hombre debe tomar conciencia de esto, y debe conscientemente trabajar para el advenimiento del socialismo." ***

        Pero llenándose la boca de aire, nos gritan desencantados: "siempre anuncian a la próxima crisis como la última y, sin embargo, el capitalismo cae, renace y vuelve a reproducirse". En todo caso, puedo inferir que de lo que se trata es de la errata típica de las principales agrupaciones marxistas que, en primer lugar, no comprenden correctamente el estado de la crisis; y, por otro lado, del fruto de una mala organización del proletariado para la toma del poder. Es, entonces, una debilidad teórica y política (organizativa). La última crisis no va a ser necesariamente esa que con más fuerza impacte sobre las clases populares, sino aquella que encuentre a la clase obrera más fuerte y mejor organizada en partido. Ejemplo reciente de ello lo puede brindar la situación revolucionaria en medio oriente que, luego de haber derrocado a los gobiernos de los distintos países, se encontró sin un programa político claro para poder avanzar en la emancipación de las clases explotadas y, lo más probable, es que la tendencia vaya en dirección a un encauce de la lucha por las vías democrático-burguesas.

        Quieren convertirlo en historia. Al mismo tiempo que nos dicen que el sistema "no tiene la misma lógica que en las épocas de Marx" intentan convencerse de que lo que dicen no es una completa ridiculez. Desde mi punto de vista, es decir desde la concepción materialista de la historia, entiendo que los Estados, sea cual fuera su matiz (la paleta donde se mezclan los óleos es impuesta siempre por los intereses de la burguesía), siguen garantizando las fortunas millonarias de las grandes empresas, siguen manteniendo y acentuando (siempre que le es posible) la explotación de la clase obrera. En otros términos, la burguesía sigue teniendo el dominio del capital para la satisfacción de sus intereses de clase.

        No deberíamos extrañarnos, y mucho menos indignarnos, de los ataques al marxismo por parte de los cabecillas de la intelectualidad, siendo que la universidad es la casa de estudios de la ideología dominante por más "progres" que se pinten algunos. Pero queda en ustedes, respetables académicos, ser únicamente una correa de trasmisión de la ideología burguesa o sentarse en el taburete de las universidades de manera crítica y ver, al menos, lo que pasa con la calidad de la educación superior.



Karl Marx. Tesis de Feurbach. Tesis 11
** No ignoro que se hayan sucedido guerras entre las nuevas y las viejas clases (siempre recordamos cuando en Francia la burguesía le corta la cabeza a la nobleza), pero eso no quita que la incipiente burguesía fue ganando poder dentro de una sociedad aún feudal (concentración de los artesanos independientes en grandes talleres, etc.). A ese entonces, el poder económico ya pertenecía a la burguesía. Las guerras fueron para conquistar el poder político.
*** Milcíades Peña. Introducción al pensamiento de Marx. Apartado 3 - Necesidad del socialismo. Pág 69. Colectivo Editorial "Último Recurso". 2007