lunes, 8 de abril de 2013

Discutiendo con el academicismo I - "En defensa del marxismo"

        Como estudiante de la UBA me toca escuchar sobre el marxismo una sarta de disparates difícil de tragar. Los discursos están, más que gastados, rayados. Intentan tomar un tinte progresista pero caen escandalosamente en la reacción más vulgar. Licenciados, doctores, filósofos, intelectuales, etc., dedican su vida al estudio abstracto de fórmulas teóricas encriptadas en la obra de Marx. A su favor, son tan metódicos que empiezan a estudiar no desde Hegel sino desde Aristóteles o antes, lo cual, indudablemente, le da riqueza su etéreo análisis. Pero hay un problema elemental y se debe al recorte estrictamente político que se le hace a su obra desde el seno mismo de la universidad (entiéndase superestructura, etc.). Se lo lee desde la filosofía, desde la sociología, desde la economía, etc., pero siempre velando el principal aporte de Karl Marx: la organización de la clase obrera. Su lucha fue tanto teórica como política; fue tanto el estudio de las relaciones de producción como su labor en la internacional I. Ambos, son momentos de un mismo proceso. No existe disgregación posible. El academicismo ignora su papel en la organización de la clase obrera en Europa, ignora, al mismo tiempo, su trabajo al frente de la Internacional Comunista. Ignora a la clase obrera.


"Los filósofos [hasta hoy] no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata [ahora] es de transformarlo"*

        Esta tesis es el testimonio del quiebre más importante que realiza Marx con la filosofía precedente. Sin embargo, se trata de algo mucho más rico que la unión de la teoría y la práctica (igual praxis) como nos dicen insípidamente desde las academias de estudio. El hombre de aquí en más no es sólo parte del medio social, sino que también interactúa con él, de manera que se convierte en sujeto transformador.

        Ahora bien, el modo de producción que mayormente ocupa a Marx, es decir, el capitalista, presenta la característica de ser una sociedad con dos clases fundamentales. La tarea histórica de una de ellas, la burguesía, ha sido la de, por medio de su dominio, reproducir el imperio del capital. La otra, que es la clase explotada, la que carece de medios de producción, etc. es la única clase verdaderamente revolucionaria, pues sólo ella puede despojar a la producción de su carácter capitalista. Pero Marx en ningún sitio nos dice que el comunismo será forzosamente el resultado de la historia (determinismo histórico, etc.). No ha hecho tampoco una suerte de premonición. A diferencia de otros sistemas de producción que se fueron sucediendo más ó menos germinalmente, es decir, en el mismo seno de la sociedad en declive (por ejemplo, del feudalismo al capitalismo**), el comunismo es planteado como una necesidad histórica para liberar a la clase obrera del trabajo asalariado y destruir así las trabas que impiden el desarrollo ulterior de los medios de producción. El papel del partido revolucionario lo encontramos allí como sujeto consciente: es el que tiene que preparar a la clase para tomar el poder.

"[...] El socialismo es conveniente para el hombre, y por lo tanto que el hombre debe tomar conciencia de esto, y debe conscientemente trabajar para el advenimiento del socialismo." ***

        Pero llenándose la boca de aire, nos gritan desencantados: "siempre anuncian a la próxima crisis como la última y, sin embargo, el capitalismo cae, renace y vuelve a reproducirse". En todo caso, puedo inferir que de lo que se trata es de la errata típica de las principales agrupaciones marxistas que, en primer lugar, no comprenden correctamente el estado de la crisis; y, por otro lado, del fruto de una mala organización del proletariado para la toma del poder. Es, entonces, una debilidad teórica y política (organizativa). La última crisis no va a ser necesariamente esa que con más fuerza impacte sobre las clases populares, sino aquella que encuentre a la clase obrera más fuerte y mejor organizada en partido. Ejemplo reciente de ello lo puede brindar la situación revolucionaria en medio oriente que, luego de haber derrocado a los gobiernos de los distintos países, se encontró sin un programa político claro para poder avanzar en la emancipación de las clases explotadas y, lo más probable, es que la tendencia vaya en dirección a un encauce de la lucha por las vías democrático-burguesas.

        Quieren convertirlo en historia. Al mismo tiempo que nos dicen que el sistema "no tiene la misma lógica que en las épocas de Marx" intentan convencerse de que lo que dicen no es una completa ridiculez. Desde mi punto de vista, es decir desde la concepción materialista de la historia, entiendo que los Estados, sea cual fuera su matiz (la paleta donde se mezclan los óleos es impuesta siempre por los intereses de la burguesía), siguen garantizando las fortunas millonarias de las grandes empresas, siguen manteniendo y acentuando (siempre que le es posible) la explotación de la clase obrera. En otros términos, la burguesía sigue teniendo el dominio del capital para la satisfacción de sus intereses de clase.

        No deberíamos extrañarnos, y mucho menos indignarnos, de los ataques al marxismo por parte de los cabecillas de la intelectualidad, siendo que la universidad es la casa de estudios de la ideología dominante por más "progres" que se pinten algunos. Pero queda en ustedes, respetables académicos, ser únicamente una correa de trasmisión de la ideología burguesa o sentarse en el taburete de las universidades de manera crítica y ver, al menos, lo que pasa con la calidad de la educación superior.



Karl Marx. Tesis de Feurbach. Tesis 11
** No ignoro que se hayan sucedido guerras entre las nuevas y las viejas clases (siempre recordamos cuando en Francia la burguesía le corta la cabeza a la nobleza), pero eso no quita que la incipiente burguesía fue ganando poder dentro de una sociedad aún feudal (concentración de los artesanos independientes en grandes talleres, etc.). A ese entonces, el poder económico ya pertenecía a la burguesía. Las guerras fueron para conquistar el poder político.
*** Milcíades Peña. Introducción al pensamiento de Marx. Apartado 3 - Necesidad del socialismo. Pág 69. Colectivo Editorial "Último Recurso". 2007

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