Me es elemental plantar unas premisas básicas que me ayuden a orientar el estudio. En primer lugar, entiendo al tango como un producto (artístico) del hombre. Producto que tuvo lugar en un momento histórico determinado (y no en otro). Siendo que el hombre es fruto y parte activa e interactiva de la sociedad, sus creaciones serán, inevitablemente, el resultado de la relación recíproca entre este y su medio social.
"Una nueva forma artística, tomada en sentido histórico amplio, nace en respuesta a necesidades nuevas" [...] "Si no hubiera cambios psíquicos engendrados por los cambios del medio social, tampoco habría movimiento en arte: las gentes de generación en generación proseguirían satisfaciéndose con la poesía de la Biblia o de los antiguos griegos."*
Dichas premisas me ayudan a formular con seguridad que el surgimiento del tango, que lo podemos situar a fines del siglo XIX, no se desarrolla de manera independiente a la explosiva inmigración, a la federalización de Buenos Aires, que significaba no sólo la concentración de la riqueza en Buenos Aires, sino también el desplazamiento de las provincias del interior a la miseria, desocupación y a la posterior migración interna; tampoco fue independiente de los bruscos cambios arquitectónicos que sufrían las calles porteñas, de igual manera que en el París diseñado por Haussmann.
El tango, indiscutiblemente, sintió las urgencias de la ciudad, y fue la respuesta a la angustia de los inmigrantes que, alejados de su pueblo natal fueron condenados a la pobreza en un país que, con falsas promesas de prosperidad garantizada por supuestos terrenos a bajos costos, atraía a multitudes del viejo continente. Sintió también la angustia de los nativos que presenciaban cómo su "patria" era "irrumpida" por inmigrantes de las zonas más pobres y, por lo tanto, menos deseadas de Europa.
Empero los inmigrantes no sólo trajeron consigo su intención de mejorar económicamente, sino que también un acervo cultural completamente diferente: traían sonidos de las grandes ciudades, ruidos de las industrias, los ritmos de las canciones típicas de Europa, distintos lenguales o dialectos, costumbres disímiles a las de aquí, etc. Pero claro, sería ingenuo y erróneo pensar que el tango es la música del inmigrante. Hay otro actor social determinante en la gesta del género que nos compete: el gaucho. Instalado en los suburbios porteños, trajo, del mismo modo que los europeos, sus costumbres, modismos, etc. Aunque su aporte fundamental y más manifiesto ha sido la payada.
El surgimiento del tango es, en resumidas cuentas, el resultado de la confluencia socio-cultural entre el inmigrante (que aporta el sentimiento nostálgico de su tierra lejana), el criollo y el gaucho (que aportan la figura del compadrito, del guapo, etc.) y su interacción con la nueva Argentina naciente. Con la Argentina del tranvía, de los conventillos, del comercio de mujeres, de las calles iluminadas, de los canallas, de la explotación, etc. Aunque no es el eje del estudio, es innegable, también, la influencia de la música africana, del tango andaluz, de la polca, etc. como ritmos pertenecientes a la herencia del tango.
Para finalizar, y con la intención de hilar cabos sueltos, es preciso no tomar como un dato fortuito que los primeros ámbitos de difusión hayan sido los cabarets o prostíbulos, los café-bar, etc., donde confluían los actores enunciados. Mucho menos casual es que Pompeya, la Boca, Boedo, Barracas y San Telmo hayan sido su cuna. Estos postulados nos deben ayudan a develar por qué el tango desde sus comienzos estuvo ligado a las clases populares.
*TROTSKY, León. Literatura y Revolución. Capítulo V "La escuela formalista y el marxismo".
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